Las vacaciones pasan volando, esos días y semanas pasan más rápido que el resto del año, así que hay que aprovechar cada segundo del día. En esta ocasión tuve la suerte de poder compartir una jornada con el equipo panadero de Panificadora San Martín, en Málaga (España).
Ya todos sabemos que el gremio panadero está funcionando mientras los demás aún dormimos para darnos los buenos días con un buen pan recién hecho, así que la jornada empezó bien tempranito. El equipo es como una pequeña familia que lleva años amaneciendo juntos haciendo pan. Comienzan la jornada organizando la producción en función de los pedidos del día para restaurantes, lo necesario para cada una de las tiendas que tienen en la ciudad así como para la camioneta de reparto.
Harina, agua, levadura, sal, masa madre, amasado, boleado, fermentación, formado, horno y el resultado unas crujientes malagueñas, barras de Viena, pitufos de 8 cereales, de centeno, pan cateto, barras campesinas,… recetas que ejecutan de memoria en un entorno de camaradería y amor por el pan. Tras una larga jornada, el horno no se apaga, para recibir al turno de la noche.
En Panificadora San Martín llevan toda una vida elaborando panes artesanales sin conservantes ni aditivos, con harinas de la mejor calidad, que les permite hacer su famoso pan del abuelo.