Un destacado de la gastronomía mexicana para recordar a los seres queridos que fallecieron
El pan de muerto es un pan dulce típico en México para celebrar el Día de muertos, que tiene lugar los días 1 y 2 de noviembre, días en los que se recuerda de forma especial a los seres queridos ya fallecidos.
La tradición es que cada familia monta un altar dedicado a sus muertos donde colocan fotografías de ellos y las acompañan con los platos de comida y bebidas favoritos de los difuntos y, entre ellos, el pan de muerto.
La forma tradicional de este pan representa el montículo de tierra con el que se cubre el féretro, del que sobresalen la tapa de un supuesto cráneo y unos huesos.
Enlazando con esta tradición, os cuento que hace algún tiempo me regalaron el Larousse de postres de Paulina Abascal. He hecho varias recetas ya de ese libro pero cada vez que veía la receta del pan de muerto no me resultaba rico comer algo con ese nombre.
Pues hace apenas una semana estuve en Mexico, justo en los días previos a la fiesta del Día de Muertos. Nada más poner un pie en México, lo primero que hice fue probar un pan de muerto… ¡qué delicia!
Los encuentras por todas partes, así que es casi inevitable que te comas uno… ¡cada día! Los hay sencillos pero también los encuentras rellenos de nata montada, de chocolate, crema…
Fue llegar a casa y me puse manos a la obra, rescaté ese Larousse y horneé unos panes de muerto. Queda buenísimo para acompañarlo con un café o un chocolate caliente. Le hice un par de ajustes, uno le reduje la cantidad de líquido y el otro, le cambié el agua de azahar que no conseguí por ralladura de piel de naranja.
Ahora me lo piden en casa todos los días para el desayuno y me dicen que si no es temporada que los haga en bolita y ya no son pan de muerto sino pan.
Si no los has probado te invito a que los hagas en casa, de seguro te van a encantar.
- 1 cucharada de levadura seca instantánea
- 680 gramos de harina de trigo
- 100 mililitros de agua tibia
- 100 gramos de azúcar
- 1 cucharada de agua de azahar o la ralladura de una naranja
- 1 cucharadita de sal
- 100 mililitros de leche
- 3 huevos
- 3 yemas
- 130 gramos de mantequilla a temperatura ambiente cortada en cubitos
- 1 huevo combinado con una cucharada de agua (para pintar)
- Decoración
- 50 gramos de mantequilla
- 150 gramos de azúcar
- Diluye la levadura en el agua tibia y déjala reposar por unos 10 minutos. En ese tiempo la levadura se habrá activado y tendrá una espuma en la superficie.
- En el bol de la amasadora vierte la harina, el azúcar y la sal y la ralladura de naranja y mezcla bien. Después incorpora la mezcla de la levadura, la leche, los huevos, las yemas. Amasa por unos cinco minutos. En caso de ser necesario rectifica la hidratación agregando más agua o harina, según si tu masa estuviera aún líquida o aún seca.
- Cuando tengas una masa lisa y uniforme incorpora los cubitos de mantequilla poco a poco y termina de amasar hasta que la masa esté suave pero que se desprenda de las pareces del bol.
- Colócala en un recipiente cubierto con un paño y déjala leudar hasta que la masa doble su volumen, el tiempo va a depender de la temperatura que tengas en tu cocina.
- Vuelca la masa en una superficie de trabajo enharinada y córtala en porciones iguales. Yo los hice individuales con 100 gramos de masa cada uno y a cada uno le quité 20 gramos para hacer los huesitos y la bolita.
- Dale la forma de bola a cada pan, cruza encima los huesitos y corona con la bolita. Una vez hayas acabado todas las porciones déjalo leudar nuevamente por unos 30 minutos, pinta cada pan con la mezcla de huevo y agua y mételos al horno a 350 F por 30-40 minutos.
- Cuando los retires del horno píntalos con mantequilla derretida y pasa la parte superior por un plato con azúcar.